Con un «empate técnico» en carretera, el más completo en acabado y confort resulta el Grand Cherokee, y también el que menos consume. Por su parte, el Montero muestra un mejor comportamiento dinámico en pista, siendo también algo más barato. Dos pesos pesados frente a frente. Enfrentamos en este reportaje (agradecemos la colaboración de los responsables de TEPESA, por facilitarnos el circuito de pruebas) a dos todoterrenos muy especiales: Jeep Grand Cherokee 2.7 CRD 5p Limited contra Mitsubishi Montero Di-D 5p Intense. Aunque ya está próximo el lanzamiento de su sustituto (la versión de 2005), el Jeep Grand Cherokee sigue demostrando actualmente dotes suficientes como para ser considerado uno de los todoterreno preferidos por los usuarios. Su inconfundible diseño "made in USA", pero adaptado también al gusto de otros mercados como el europeo, hace del Grand Cherokee uno de los más atractivos en cuanto a estética se refiere. En cuanto al exterior, las últimas versiones del Grand Cherokee incluyen un frontal caracterizado por el diseño vertical de la parrilla, que acentúa la configuración de siete ranuras registrada por Jeep. Asimismo, el frontal lleva integrados faros antiniebla circulares que evocan la tradición Jeep y refuerzan el vínculo familiar con el Cherokee y el Wrangler. Por su parte, el Mitsubishi Montero es más conservador en cuanto a su diseño se refiere, aunque mantiene al mismo tiempo una línea quizás algo más deportiva, con el emblema de la marca brillando en la calandra frontal. Su aspecto compacto se corresponde con su carrocería monocasco, que le hacen mostrarse de forma excelente tanto en campo como en carretera. Dos estilos diferentes Con respecto al apartado de seguridad, el Grand Cherokee incluye de serie airbags frontales de nueva generación y de protección de cabeza. Su equipamiento se completa con detalles como alarma antirrobo y limpiaparabrisas automáticos con sensor de lluvia, cinturones delanteros autoajustables de baja tensión con tres puntos de anclaje y regulación en altura. Además, incluye de serie climatizador automático y asientos calefactables y eléctricos con 3 memorias. En este sentido, es destacable la buena estructura de los asientos, con un respaldo más elevado. Los reposacabezas son ahora más altos y pueden proteger mejor. El tacto es agradable en los guarnecidos tanto en el salpicadero como en las puertas. El Mitsubishi Montero tampoco anda «cojo» y ofrece doble airbag delantero, airbags laterales, sistema de control de estabilidad activo (MASC), ABS, EBD y HBB, entre otros muchos elementos. Asimismo, hay que destacar el climatizador automático, que es independiente para las plazas traseras. Destaca su habitabilidad interior (no en vano, es uno de los todoterrenos más amplios del mercado), y, de hecho, el 5 puertas cuenta con siete asientos. También hay que resaltar su practicidad al poder, por ejemplo, esconder los asientos de la tercera fila sin restar hueco al maletero. En materia mecánica el Jeep Cherokee recurre a un motor diesel de origen Mercedes de cinco cilindros en línea y 2,7 litros dotado de inyección directa por conducto común, doble árbol de levas en culata, cuatro válvulas por cilindro, turbocompresor e intercooler. Todo ello da como resultado 163 caballos de potencia a 4.000 rpm y un par motor de 400 Nm entre 1.800 y 2.600 rpm, 3 caballos y 27 Nm a 200 rpm antes que su rival (373 Nm a 2.000 rpm). En este caso, el Mitsubishi Montero monta un cuatro cilindros que cuenta también con inyección directa por conductor común, turbocompresor e intercooler. Ambos montan cajas de cambio automáticas de cinco velocidades, con posibilidad de manejo secuencial. En el caso del Mitsubishi, la palanca selectora muestra un funcionamiento sencillo y suave al tacto y la mayor precisión y rapidez en su engranaje queda de su lado, ya que cuenta además con unos acertados desarrollos. En lo referente al resto de la transmisión, en el Jeep se compone de tracción total conectable (Quadra-drive) con diferenciales progresivos en los ejes delantero y trasero, mientras que el Mitsubishi continúa utilizando el sistema de tracción total conectable Super Select SS4-II, que permite rodar con tracción trasera (4x2) o total (4x4) mediante el correspondiente mando eléctrico situado junto a la palanca del cambio. El mencionado mando permite bloquear el diferencial central (4HLc) y engranar la reductora con el diferencial central bloqueado (4LLc). Sobre la carretera, los mejores registros quedan del lado del todoterreno norteamericano, dado que es menos pesado que su oponente. El Cherokee, rey del asfalto En comportamiento frente al asfalto, el Cherokee se muestra más ágil que el Montero. Se ciñe mejor en las curvas, ya que su morro entra con mayor facilidad, ayudado por un tren trasero que puede ayudar a deslizar si practicamos una conducción más deportiva. Eso sí, cuenta con la desventaja frente al Montero de que cuando varían las condiciones del firme, éste se vuelve más exigente en la conducción, ya que carece de control de estabilidad; un elemento con el que cuenta el modelo japonés. La mayor lentitud del Montero es consecuencia de una dirección muy desmultipli-cada, con 3,6 de vueltas al volante, lo que dificulta inscribir el tren delantero con una mayor rapidez. Mientras, en el Grand Cherokee, la dirección con 2,7 vueltas entre topes se muestra más rápida que la de su rival una vez inscrita en la curva, aunque al principio su guiado sea algo lento y poco preciso. Dos auténticos TT En campo, tanto el Cherokee como el Montero son dos auténticos todoterreno y muestran capacidades más que suficientes para superar zonas muy difíciles, aunque estén más condicionados por sus suspensiones, ángulos y ruedas. El limitado recorrido del eje delantero traba en cierta medida al Jeep cuando el trazado se torna exigente, mientras que la limitada altura libre de la carrocería pasa factura a los bajos al franquear pozas profundas. No obstante, la facilidad con la que atraviesa las mismas invita a aumentar la dificultad del recorrido y no es difícil acabar arrastrando tanto la panza como el voladizo trasero del vehículo. Para ser justos, debemos añadir que el Jeep cuenta con una mejor relación de desmultiplicación de la reductora que su rival japonés (2,7 a 1 frente a 1,9 a 1). Ello le hace bastante más eficaz a la hora de bajar pendientes muy pronunciadas, tal como comprobamos en el circuito. El Montero se embala en demasía, y, en este sentido, el control de descenso (EBAC) no ayuda a mejorar la mayor eficacia de su rival. Sin embargo, el TT nipón sí muestra un comportamiento impecable con el bloqueo central y las reductoras conectadas, momento éste en el que el control de tracción garantiza el avance por las zonas más difíciles, a causa de pasar una mayor factura a la fuerza del motor.
Mi grand cherokee se paró en 40000 km, dicen q se quemo el motor de arranque y el alternador. Es un lindo carro acelera al partir y deja a todos atrás, es cómodo etc pero ahora no sé si cambiarlo por un Montero sport. Favor opiniones