Subaru Forester: mejoras que le hacen todavía mejor

Subaru ha sometido al Forester, su SUV intermedio, a una pequeña actualización con algunos cambios estéticos, mejoras en el equipamiento de seguridad y una serie de ajustes en la suspensión. Estas mejoras convierten a este vehículo de carácter familiar, amplio, robusto y ben equipado, en una buena alternativa a los SUV de estética más llamativa, frente a los que ofrece unas mejores prestaciones fuera de carretera. Está a la venta desde 35.400 euros.

Los cambios estéticos se resumen rápidamente. La parrilla es distinta, más alta y con una nueva franja en la que se sitúa el logotipo de la marca. También cambian los faros que ahora tienen más superficie y se alejan un poco más de la parrilla con la excepción de la pestaña superior. Y finalmente, son nuevos los faros antiniebla, el marco en el que se encastran, con tres adornos horizontales, y el diseño del parachoques, que alarga la longitud del coche en 1,5 cm.

La longitud es ahora de 4,64 m, la anchura es de 1,81 y la altura de 1,73. La distancia entre ejes es de 2,67 m y el peso se va a 1.733 kg. Por cierto, que, al modificarse el elemento protector del cárter del motor, se han ganado 1,3 grados en el ángulo de ataque que pasa a ser ahora de 21,4 grados. El ángulo ventral se mantiene en 21 grados y el trasero en 25,8, mientras que la altura libre al suelo tampoco cambia y se mantiene en unos excelentes 22 cm, una de las más elevadas en un coche de este tipo.

En el lateral no hay cambios, como tampoco los hay en la parte trasera. Sí son nuevas las llantas que pueden ser de 17 o 18 pulgadas y se estrenan 3 nuevos colores de carrocería, dos tonos de verde y ese color indefinido de nuestra unidad.

En el interior solo son nuevos el retrovisor interior anti-deslumbramiento y la luz ambiental de LED. Se mantiene, por lo tanto, un diseño conservador, de coche de toda la vida, con una instrumentación convencional, una pantalla central para el equipo de audio, la conexión de teléfonos y algunos elementos de control del vehículo (navegador no ya que el importador considera que conectando el teléfono disponemos de varios) y una segunda pantalla en la parte superior para la información complementaria.

También son tradicionales el equipo de climatización, aunque ahora podemos subir y bajar la temperatura mediante gestos con la mano, la palanca del cambio de marchas, el selector del X-Mode, que es el modo todoterreno del coche, y la mayoría de los mandos situados en la puerta, en la consola central y en el volante.

Los asientos delanteros son grandes y cómodos y lo mismo sucede con los traseros. El acceso es muy fácil, sin riesgo de golpearnos la cabeza, la banqueta es ancha y admite a tres ocupantes con menos estrecheces que en otros coches, el espacio para las piernas es generoso y el respaldo es reclinable. Lo único para tener en cuenta es que en el lado izquierdo encontramos la rejilla de ventilación de la batería, algo que conviene que no tapemos, sobre todo en viajes largos.

El maletero tiene el portón con accionamiento eléctrico y una capacidad de 509 litros. Es un maletero muy ancho, no muy profundo y no muy alto bajo el estor cubre equipajes, pero sí, insisto, muy ancho. Además, el plano de carga está perfectamente enrasado con la apertura del portón lo que facilita la carga y la descarga, sobre todo, de objetos pesados.

Debajo hay un doble fondo en el que nos queda un hueco para pequeños objetos y encontramos también la batería. Debajo del hueco del doble fondo hay un kit de reparación de pinchazos lo que significa que el Forester no dispone de rueda de repuesto y esto en un coche con buenas aptitudes para hacer todo terreno no deja de ser un inconveniente. Con la banqueta trasera abatida la capacidad del maletero se eleva a 1.779 litros.

El motor y la transmisión del Forester no han cambiado, y hay que recordar que este coche solo se vende actualmente con una única combinación de motor y cambio. Bajo el capó encontramos un motor de gasolina atmosférico de tipo bóxer, es decir, con los cilindros acostados en lugar de en vertical, que rinde 150 CV de potencia. Este motor va acoplado a una caja de cambios de tipo CVT con 7 leyes de paso que tiene en su interior un motor eléctrico de 16,7 CV, alimentado por una batería de 0,6 kWh y 118 voltios.

El Forester, por lo tanto, es un coche híbrido, pero es un híbrido un tanto peculiar y que podríamos situar en un punto equidistante entre un híbrido convencional, un Toyota RAV4, por ejemplo, y un híbrido ligero con batería de 48 voltios. Lo cierto es que la hibridación en el Forester sirve únicamente para tener un poco más de empuje gracias al motor eléctrico en las aceleraciones y en las recuperaciones, maniobras en las que el motor de gasolina atmosférico sufre al tener una entrega de par bastante deficiente hasta las 2.500 vueltas.

Con el apoyo del motor eléctrico se matiza un poco esa falta de par abajo, pero hay que tener en cuenta, además, que la caja de tipo CVT no ayuda en exceso a las maniobras de recuperación. La caja tiene 7 leyes de paso que imitan bastante bien el comportamiento de un cambio manual y dispone de unas levas detrás del volante que permiten pasar de una marcha a otra. Cuando aceleramos a fondo, sin embargo, no hace falta que vayamos cambiando, o que bajemos marchas ya que entonces el cambio demuestra perfectamente que se trata de un CVT.

Podríamos pensar que la idea de Subaru al incorporar un motor eléctrico era la de reducir el consumo, pero lo cierto es que, aunque éste es ligeramente inferior al que tendría sin hibridación, la ganancia no es excesiva. El Forester homologa un consumo de 8,1 litros a los 100 km de media y nosotros conseguimos, en una ida y vuelta de Barcelona a Madrid, igualar ese consumo siempre a velocidades legales, con dos personas a bordo y equipaje. En estas condiciones el coche tiene una autonomía inferior a los 500 km ya que el depósito es pequeño al haber sido necesario reducirlo para colocar la batería sin perder capacidad de maletero. En carreteras de montaña y en ciudad, el consumo puede superar esos 8 litros, aunque difícilmente llegará a 10.

¿Qué aporta, por lo tanto, la hibridación? Pues, en este caso, realmente poco, por qué el rendimiento del motor se habría mejorado con la incorporación de un turbocompresor y el consumo se hubiera bajado montando una batería más grande que permitiera que el Forester circulara en modo eléctrico en determinadas circunstancias favorables, algo que ahora no sucede puesto que el coche está propulsado casi siempre por el motor de gasolina, que además se encarga, en muchas ocasiones, de recargar la batería. Lo que sí es cierto es que, por su condición de híbrido, el Forester luce la etiqueta Eco de la DGT.

El coche tiene una suspensión de tipo McPherson en el eje delantero y detrás monta un esquema de paralelogramo deformable con barra estabilizadora en ambos ejes. La marca sostiene que ha afinado la respuesta de la suspensión en este ligero rediseño. Si lo ha hecho, a mí me resulta imperceptible. Para mí es el Forester de siempre, un coche extremadamente cómodo, tanto en asfalto como fuera de él, que en autopista va francamente bien y que en carreteras de montaña acusa un cierto balanceo fruto de una suspensión tirando a blanda para permitir una respuesta en pistas de tierra mucho más satisfactoria que la de la mayoría de los coches de su clase.

A diferencia de otros modelos híbridos con tracción a las cuatro ruedas, en los que el motor de gasolina mueve el eje delantero y el motor eléctrico se encarga de mover el trasero, el Forester es un coche con tracción a las cuatro ruedas permanente en el que el motor de gasolina se encarga de mover la transmisión completa.

Sobre firme seco, la tracción a las cuatro ruedas permanente no aporta nada, pero en carreteras con humedades en carreteras o con gravilla, y ya no hablemos de fuera de carretera, la tracción en las cuatro ruedas permanente reparte el par entre los dos ejes y por lo tanto tenemos cuatro ruedas mandando y no dos mandando y otras dos siguiendo.

El Forester es un coche pesado y de suspensión blanda y, por lo tanto, no destaca por su agilidad de carretera, pero sí que es cierto que esta generación tiene un chasis mucho más rígido que el del Forester anterior y esto ha hecho que pueda montarse esa suspensión blanda sin que el comportamiento en carretera resulte insatisfactorio. La dirección, demasiado asistida para mi gusto, es precisa y más informativa de lo esperado, el eje delantero está muy bien puesto a punto y el trasero no es de esos que simplemente siguen, sino que, al ser también motriz, ayuda sobre todo en curva media y rápida. Los frenos, de disco ventilado en ambos ejes, tienen una buena respuesta.

Hemos dicho al principio que el Forester es uno de los coches de su tipo con mejores aptitudes para circular fuera de carretera y vamos a comprobarlo. La hibridación es una buena noticia en la conducción 4x4 ya que, al tener el motor eléctrico en la caja de cambios, al acelerar tenemos un plus de par desde muy abajo que facilita las maniobras de franqueo, más fáciles al tener que revolucionar menos el motor para avanzar y necesitar menos inercia. El avance es, además, más suave lo que en todo terreno siempre se agradece.

Este Subaru dispone del sistema X-Mode de avance en terrenos difíciles con dos programas, uno para barro y nieve y otro para situaciones más complicadas con mucho barro o con mucha nieve en las que debe desconectarse el control de tracción. El X-Mode se encarga de ello y de que el coche avance.

Además, el Forester destaca por tener un sistema de control de descensos que fija una velocidad de avance baja para que el conductor se ocupe solamente de mover el volante y por disfrutar de unos recorridos de suspensión, que sin llegar a ser, ni mucho menos, los de un todoterreno, sí permiten que las ruedas se descuelguen un poco más que en otros SUV, lo que unido a la excelente calidad de tracción de su sistema 4x4 permanente le proporciona una facilidad de avance, sobre todo en terrenos deslizantes o accidentados, superior al de otros modelos del mismo tipo.

En realidad, el principal problema del Forester en conducción fuera del asfalto son los neumáticos de serie, claramente orientados a un uso en carretera. Pero ya sabéis que este problema es muy fácil de resolver: basta con cambiar las gomas de serie por unas buenas AT, con algo más de taco, y banda de rodadura y flancos reforzados que además no se evitarán tener problemas con los pinchazos. Con unas buenas ruedas, podemos superar cualquier obstáculo en el que nos permita meternos el ángulo de ataque del coche que, como hemos dicho al principio, es el peor de todos a pesar de la mejora de 1,4 grados que aporta el rediseño del frontal.

Otra de las novedades introducidas en este nuevo Forester es el incremento de las funciones del sistema de ayudas a la conducción Eye-Sight de la marca, que ahora tiene un sistema de esquiva de emergencia activo que actúa en una frenada de emergencia y permite esquivar el obstáculo contra el que existe riesgo de choque. También combina ahora el control de crucero activo con el sistema de mantenimiento de carril y ha mejorado, en el sistema de aviso de salida de carril, la identificación de la parte derecha de la calzada, en aquellos casos en el que la carretera no está pintada y el límite es, simplemente, el fin de la capa de asfalto. La marca asegura que ha mejorado también los ángulos de las cámaras exteriores y el software de tratamiento de imagen, así como el detector de fatiga.

Subaru vende este coche en tres acabados: Sport plus, Executive y Executive plus con unos precios respectivos de 35.400, 37.900 y 39.900 euros.