Muchos nos encontramos en plena búsqueda de un coche nuevo, preferiblemente barato -cosa difícil hoy en día- y, para rizar el rizo, con etiqueta medioambiental Eco o Cero. La solución más factible es optar por un coche híbrido; pero ¿qué es eso de la "hibridación"?
Para resolver vuestras dudas, en este artículo os explicaremos qué son los coches híbridos, qué tipos de híbridos hay a la venta en España, y cuáles son sus ventajas e inconvenientes.
¿Qué tipos de híbridos hay y qué ventajas tienen?
Los coches híbridos son aquellos que emplean más de un método de propulsión; en prácticamente todos los casos suman un motor eléctrico (o más) con otro de combustión (casi siempre de gasolina aunque existen modelos diésel). En comparación con los automóviles tradicionales con motor de combustión, los híbridos permiten reducir consumos y emisiones manteniendo o superando sus prestaciones dinámicas; y esto los convierte en gran alternativa frente a los coches de gasolina sin hibridación, e incluso a los diésel.
Podemos clasificar a los coches híbridos en tres grupos bien diferenciados: híbridos convencionales, híbridos ligeros e híbridos enchufables. Os lo explicamos con más detalle a continuación:
Híbridos convencionales (HEV)
Los automóviles híbridos convencionales ("Hybrid Electric Vehicles" en inglés) son, para que nos entendamos, “los de toda la vida”. Su esquema básico de funcionamiento, establecido por el pionero Toyota Prius hace más de un cuarto de siglo, se compone de un motor de gasolina, un motor eléctrico de potencia limitada (aunque en algunos modelos puede superar la del motor térmico) y una batería de pequeñas dimensiones.
La capacidad de dicha batería es lo bastante escasa como para que pueda recargarse automáticamente durante la conducción, recuperando durante las frenadas y desaceleraciones parte de la energía cinética que posee el coche mientras está en movimiento; y también puede recargarse empleando energía sobrante del motor de gasolina cuando le exigimos poca aceleración.
Dependiendo de las circunstancias de la conducción y del nivel de carga de la batería, un híbrido convencional puede moverse empleando únicamente el motor eléctrico (durante breves periodos de tiempo y siempre que aceleremos con suavidad), solamente el de gasolina (que además, como dije, puede usar parte de su potencia para recargar la batería), o ambos propulsores simultáneamente (cuando necesitemos una buena entrega de potencia).
Los híbridos convencionales homologan consumos similares a los de los coches diésel de tamaño y precio equivalente, y emiten menos CO2 que los coches de gasolina comparables. Esto les permite obtener el distintivo Eco de la Dirección General de Tráfico.
Ejemplos de híbridos convencionales: Toyota C-HR, Honda CR-V, Hyundai Kona, Nissan Juke
Híbridos ligeros (MHEV)
Los automóviles híbridos ligeros -también conocidos como “microhíbridos”, o “Mild Hybrid” en inglés- son una variante simplificada de los híbridos convencionales que emplea un sistema eléctrico de baja tensión (habitualmente 48V).
La principal diferencia entre unos y otros se halla en que los híbridos ligeros emplean un motor eléctrico de poca potencia, insuficiente para acelerar el vehículo sin recurrir al motor de combustión (aunque en algunos casos sí pueden ayudar a mantener la velocidad de crucero o aplicar marcha atrás). La batería también es de menor capacidad, de manera que su energía está disponible de manera más breve y ocasional.
Dado que, técnicamente, los microhíbridos emplean una motorización eléctrica que les permite reducir consumos y emisiones (aunque sea por poco), la DGT los considera aptos para acceder a la etiqueta Eco; si bien cabe esperar que, más tarde o más temprano, quedarán excluidos de dicha clasificación. En cualquier caso, los híbridos ligeros añaden a su lista de ventajas su menor precio en comparación con los híbridos convencionales.
Ejemplos de híbridos ligeros: Kia XCeed, Renault Austral, Ford Focus, Fiat Tipo
Híbridos enchufables (PHEV)
Los automóviles híbridos enchufables -llamados "Plug-in Hybrid" en inglés- se definen precisamente por eso, porque pueden enchufarse a la red eléctrica para recargar su batería.
¿Y por qué no la recargan de manera automática durante la conducción, como el resto de híbridos? Pues en realidad sí que lo hacen, pero no de manera significativa ya que emplean una batería de gran capacidad, ideada para recorrer decenas de kilómetros en modo eléctrico (con autonomías homologadas de más de 40 km y, en algunos casos, hasta más de 100 km). Para poder hacerlo, los enchufables montan motores eléctricos de alta potencia, que puede ser incluso superior a la del propulsor térmico al que acompañan.
Esto acarrea un claro incremento de peso y dimensiones del sistema híbrido -puede que el maletero incluso pierda parte su capacidad-, lo que complica su instalación en coches de pequeño formato, aunque cada vez hay más modelos enchufables de tamaño compacto. También hay que tener en cuenta que acostumbran a ser costosos, con precios a medio camino entre los híbridos convencionales y los eléctricos puros. A cambio, su capacidad para realizar la mayoría de desplazamientos diarios sin apenas consumir gasolina y sin generar emisiones durante el uso les concede acceso a todas las ventajas del distintivo medioambiental Cero.
Ejemplos de híbridos enchufables: Škoda Kodiaq, Mazda CX-60, Mitsubishi ASX, Alfa Romeo Tonale
